Cruce de caminos

11 octubre 2007

Ysabel

Ysabel comenzó a dirigirse hacia el castillo, la emoción hacía que solo deseara ir más rápido, pero sabía que no podía forzar más a su pobre Aura. Cuando se adentró en le bosque que la separaba del castillo, oyó un ruido seco a su espalda, se giró asustada temiendo que la guardia de su padre la hubiera encontrado. Para su sorpresa se encontró frente a un joven de pelo castaño y ojos brillantes, alto y delgado, que con un dedo sobre sus labios la invitaba a permanecer callada mientras bajaba de su yegua. Ysabel se sintió asombrada, pero algo en su interior la hizo confiar en él, lentamente, apoyó sus pies en el suelo. “¿Quien sois?” Preguntó en un susurro. “me llamo Jorge” respondió él mientras arrastraba a ambas hacia un lugar más escondido en la parte frondosa del bosque. Allí vio Ysabel las pertenencias del joven, esparcidas por el suelo, como si se hubiera levantado de un salto al oírla llegar. Ese pensamiento llenó de angustia la mente de Isabel pues pensó entonces que podría ser uno de los hombres de su padre, así que en un segundo de despiste, aprovechó para sacar su pequeño puñal y apuntarle al cuello “No seréis uno de los guardias de mi padre ¿verdad? Porque no pienso volver”, el joven, sin salir de su asombro, negó con la cabeza, lo que hizo que Ysabel se relajara y bajase el puñal, resoplando de alivio, sabiendo más que nunca que necesitaba llegar, cuanto antes, al castillo.